Síndrome de Invasión por Covid-19

El síndrome de invasión ocurre cuando se nos desaparecen los parientes habiéndoles visto un tanto enfermos minutos en que fueron a pasar consulta y no los vimos nunca más, sabemos de su deceso por los documentos mortuorios, defunciones y la buena fe de que era ellos los que se sepultaban en aquellos féretros.

Síndrome de Invasión por Covid-19

Síndrome de la invasión Covid-19

Carlos Trejo

Muchos han reforzado el espanto extraterrestre, otros profecías de apocalípticas, y hasta Nostradamumanías. Claro que éstas son cosas que al nunca haber sucedido se quedan para Steven Spielberg; pronto los estrenos e historias geniales de los grandes héroes del momento. La competencia por la mejor trama ya está en los creadores de fantasías y guiones fracaso de pantalla grande creo que desde ya el estrés del momento basta y peor el post- pandemia. 

Quienes hemos sobrevivido guerras y desastres naturales sabemos sobrellevar un poco la vida bajo sitio, cuando no hay a donde ir. Se hicieron paradojas y chistes de ese extraño humor moderno de los milenials, los tan creativos memes; no alcanzo a imaginar que será el sistema de bromas de los pandemials (nacidos durante la pandemia). Resulto que para muchos, llegar a países sin COVID-19, SERIA EL CIELO, pero no había vuelos, eh ahí la primera gran lección de esta pandemia el dinero se ha quedado tan corto. 

Ante los síntomas, las alarmantes noticias, las actualizaciones diarias, se dan cada hipótesis y teorías conspirativas, se ha considerado mercenarios a algunos doctores que aplicaron sus propias tesis en la atención crucial y la intensa lucha por sacar del trauma al paciente positivo. No obstante, la organización mundial de la saludo cambio las tesis en distintas ocasiones, sin pretensión mayor pues no estoy en posición de medir fuerzas hago uso de mi derecho de expresión. 


Al escribir Covid-19 en Google, 26/junio 2020 Cerca de 2,060,000,000 resultados (0.66 segundos)

Fue el pan diario de las redes sociales y prioridad noticiosa, casi morbo de la tragedia los medios informativos  fueron el único medio activo en las cuarentenas entre rigor y hambre.  

El síndrome de invasión ocurre cuando se nos desaparecen los parientes habiéndoles visto un tanto enfermos minutos en que fueron a pasar consulta y no los vimos nunca más, sabemos de su deseco por los documentos mortuorios, defunciones y la buena fe de que era ellos los que se sepultaban en aquellos féretros. 

Este síndrome comienza a aparecer cuando la onda expansiva, infección mortandad y colapso sistemático se va acercando, a veces tardía reacciones y en algunos casos pre visorios aminoran el compacto siniestro.

El encierro y sus efectos.

Probablemente entrando a Europa y de polizonte el menos esperado y muy temido corona virus, ya nos anunciaba pronto arribo a nuestros lares, ciertamente nos ha tomado de sorpresa por igual a genios, profetas y ateos. Eran los pronósticos de un año como pocos donde la numerología anunciaba plenitud eso a quienes arman pronósticos, yo solo analizo y atiendo a los afligidos. 

Nacido el virus de tantas hipótesis que es mejor dejarle a la ciencia sus conclusiones a nosotros nos quedan los daños, no pretendo ser ingrato e insensible, la ciencia no es persona, es el oficio de los científicos. Por décadas nos hemos dedicado a las rutinas de vida, trabajo, familia sociedad y fe. Nuestras vida sistemática cayó al vacío, quienes tienen hijos en crecimiento, pre adolescentes y jóvenes han sufrido la caída del andamio emocional y del obrero sin materia prima. 

La vida antes del virus era la aprendida y defendida a toda costa ya que representaba el medio de vida, los ingresos y la viabilidad crediticia, nuestros jóvenes salían a la escuela al mismo tiempo que el enjambre laboral llenaba el tráfico descomunal las horas pico del empresariado y los alumnados en menor escala se repetía al medio día. 

Luego del del jornal educativo los niños y jóvenes retornando a sus casas y algunos aprovechan para la escapada típica del hogar fantasma donde se llenan las casas solo de noche.  Los chicos más afortunados tenían cuidadoras, comida lista al regreso televisión y juegos. Los de menor recurso regresan al auto cuido o la tutela de la hermana madre o el hombre-cito de la casa, el hermano mayor que hereda la carga en ausencia clásica del progenitor.  

Ahí, la caída precipitosa, el efecto en pandemia; no hay trabajo, no hay empleada y no hay escuela, y tienes que ver la cara a los padres vivos de hijos huérfanos emocionales.  No estamos acostumbrados a estar juntos y menos a resolver las responsabilidades, la escuela de padres nunca fue el evento favorito del padre de familia, hacer tareas menos. 

Exhibió aparte, la deficiencia de los sistemas educativos que comenzaron a improvisar la educación online aplastando de tareas típicas al alumnado que les tomaba hasta 14 horas de trabajo si es que pretendían sacara la carga según los tutores pedagógica. 

Gran sorpresa igualmente el choque sistemático, somos analfabetas tecnológicos y quienes usan tecnologías (al menos que esa sea su especialidad) se limitaba a Facebook y YouTube, pero en la forma de entretenimiento aunque estos antes mencionados son grandes recursos para el aprovechamiento empresarial y educativo y comercial.

 


                                                                                                    La poca circulación

Se ve forzada las políticas públicas hacer revisiones y modificar y reglamentos leyes cuando quedan obsoletos, sucedió en Panamá en el aprendizaje de emergencias de esta magnitud se restringió a dos horas permitidas de movilidad para abastecernos de alimentos, sin contar que para llegar a los comercios que tienen los precios convenientes, se pasa una hora en retenes policivos, una hora haciendo línea y una hora para comprar y el retorno a casa otra penumbra.

Los operativos.

Siempre es justo agradecer a quienes por vocación están en las fuerzas públicas, y se ven cara a cara con el crimen organizado, admitir que como humanos se rebasan sus habilidades de auto-control por el estrés intensivo y despiadado de lidiar con gente mal humorada y mal atendida. 

Quienes viven del día a día han experimentado la precariedad típica de una guerra donde las calles son vacías, sin quien pueda presentar oportunidad alguna para generar algún bien para llevar a casa. Queda la esperanza en espera de que el auxilio del gobierno llegue a tiempo. Se acerca el espanto cada vez más siempre que la sirena policíaca filtra a las ventanas, o la ambulancia estaciona a dos casas de la mía, este riguroso delirio de persecución, cada vez que un vehículo oficial aparece, y la desesperanza cuando la ayuda solo paso frente a mi casa porque era para los simpatizantes del partido x.  


                                                          Hambre  

Me preguntan en un programa de radio: ¿Cuál es su apreciación de la secases de alimentos?  Insisto comida hay, pero no tenemos con que comprarla, ya gastamos los ahorros, y quienes no tenían nada en la alcancía, han visto que se le multiplicaron no siempre los panes sin peces. Deben los gobiernos reinventar su agricultura, destinar tierra en proporción poblacional para garantizar la comida que no viene del cosmos, se siembra y se cosecha, no hay arboles de macarrones, hay que sembrar quizá algún día se invente el tallo de pizza; por ahora hay que producir ingredientes. 

Ante las crisis, queda develado las capacidades o lo contrario, nos damos cuenta cuan neófitos son nuestro líderes en la administración, en la planificación y ejecución casi imposibilitados en la prevención y atención de crisis. 

En este escenario quedó visible que los censos en El Salvador no eran del todo ciertos muy lejos de ser exactos, en el informe de los daños por deslaves y similares sumados a la crisis del Covid-19 esos mapeos irreales impiden que llegue la ayuda a todos, hubo comunidades que no se sabía que existían. 

                                           Banco de emociones

Imposible negar el impacto emocional de esta pandemia, trae gran incertidumbre, todos hemos perdido en esta pandemia, estamos un tanto rotos, desgastados en el esfuerzo de mantener la serenidad, con excesos de presente y de futuro, las expectativas de vida algo inciertas aferrados a la subsistencia hemos mecanizado nuestro entorno para eliminar los riesgos de contagio. 

Pero debemos rescatarnos a nosotros mismos, nuestra vida descansa en Dios, en el hoy y el mañana, nuestra dependencia y fe se restaura si confiamos que vivimos por Él y si morimos lo será para Él. 

Claro que no tenemos pensamientos suicidas, la fe tiene sentido en celebrar las victorias, no en sepultar cosa alguna, ni cuerpos ni sueños ningún anhelo. En Dios confiamos no como excusa sino como nuestra relación diaria, conde conversamos con el y nos reprende hombres de poca fe, no duden. 

Reconocemos que esta pandemia es una eventualidad como muchas, mortal también como muchas, hemos pues de reflexionar de cómo nos relacionamos y como esta nuestro aporte social en todo momento, dejemos ya de acumular, de tirar basura de gastar en lo que no es urgente, hoy hay que limpiar por inercia todo, hemos recuperado cosas que nos ayudaran a recuperarnos pronto, no decaigamos.  

 

Pérdidas económicas

Que complicado es tratar con gente me dijo un chef, pero en realidad es complicado si tienen hambre. Decir quédate en casa sin la provisión para que esto suceda es como enviara a la gente a salir a la nieve y criticar que alguien tenga frío. Como eslogan, es ideal  pero si se considera una orden deben ser posible su ejecución. Los pequeños comerciantes ya perdieron lo poco que tenían, los empleados quedaron con suspensión de contratos, y en el hacinamiento casero. 

Aun las grandes empresas experimentan súbita caída, leí el comentario de una pequeña comerciante llorar de impotencia toda su venta de la tienda escolar se perdió. Trabajo de muchos años como simplemente se fue literalmente a la basura. Quienes dependen de la ventas ambulantes, no hay que vender ni quien compre, hay miles de vidas desmoronándose a nuestro alrededor e incapaces somos de hacer mucho. 

Pero hemos de encontrar las formas de reponernos y expresar la solidaridad y empatía humana. No aquel refrán hoy por ti. A estas alturas todos hemos perdido, algo, poco mucho o demasiado. 

Pérdidas humanas

En estadísticas de muertes de otras enfermedades versus las muertes por Covid-19 son muy pocas. Pero no se trata de números, cada deceso deja una familia cortada, han perdido un padre, madre, hijo, hermano etc. Y más aún las circunstancias en torno a todo este episodio trágico pero cierto. 


Publica El Salvador.com Un artículo muy sensitivo que expresa sin exageración el panorama de las muertes por Covid-19 En El Salvador  pero más aún el protocolo debe aplicarse a todos los decesos inter- pandemia

 https://www.elsalvador.com/fotogalerias/noticias-fotogalerias/sepelio-covid19-la-bermeja/726351/2020/

El solitario adiós para los fallecidos con protocolo COVID-19 en el cementerio La Bermeja. Al menos doce personas fueron enterradas el lunes bajo el protocolo del COVID-19 en el cementerio La Bermeja de San Salvador. 

No son números, es el dolor humano, la impotencia del siniestro y no poder llorar a un cuerpo presente, este efecto de invasión por Covid-19 traerá sus desenlaces en la salud mental de los próximos años. Y no siendo Psicólogo ni Psiquiatra pido humildemente a los entendidos en estas materias habilitar los tratamientos preventivos de nuestras comunidades.

 

Efecto invasión.

Este fenómeno de la pandemia traerá en el futuro el fenómeno de invasión como un efecto de arrebato y como se dice elocuentemente nuestros desaparecidos, la sensación de secuestro; nuestros dolientes saben que su pariente falleció, pero al no presenciar su funeral siente la esperanza de que regrese. Lo vive a diario mi esposa, no da crédito a la situación después de tres semanas sigue en negación solo ha sido informada del deseco de su madre, la última ves que la vio estaba enferma y no se veía grave, no obstante, no la vio más ni, en cama sin despedida, sin nada más que la información. 

La negación dura más de lo normal y aún más la asimilación, la próxima vez que le sea posible visitar nuestro país sin tener idea por hoy cuando ser seguro viajar, hasta entonces podrá ir a la tumba a llorar a su madre.

 

A quienes pierden un pariente inter- pandemials aun así no sea por Covid-19 se le aplican los protocolos de seguridad preventiva, de manera que no cerraran los círculos vitales, sin el luto normal, la sepultura, los abrazos del compañerismo y el aferro a los parientes que nos acompañan no se registra en la memoria y sigue el fenómeno de secuestro e invasión activos en la mente.    

 

Corrupción político-religiosa.

 Twitt Alejandro Escobedo

@Escobedo_Ocadiz Jun 23

La pandemia hizo que en mi mente quede grabada esta frase: ''Creí que los pobres saldrían a asaltar y robar por hambre. Pero fueron los políticos quienes salieron a robar el dinero de los necesitados y estos últimos demostraron ser los honrados."

#NotasDelDía #AEO


Nota: imagen del TWITT arriba.  

Se puso tan de moda que el estado de emergencia mueve la burocracia y promueve la corrupción en lo malvados. Los diputados salvadoreños están bravos porque no hay forma que roben, entonces el ejecutivo es el enemigo y bloquean todo lo actuado. De los partidos políticos no me asombra; (hablo como salvadoreño a los  partidos políticos salvadoreños con otros países no opino) Pero si me resulta repugnante las actitudes pastorales, (cuando es obvio que la urgencia de abrir los templos es económica) y se dice por ahí que hasta que sepultes a un pariente por Covid lo tomaras en serio. 

Desobedecer las leyes incluyendo los decretos de emergencia cuarentenas cuando son para preservarte la vida, no es persecución, lo seria si fuera la intención de privarte del derecho a culto y expresión y prensa. Nada de eso se ha tocado, si no adoras es porque no quieres, te has hecho idolatría del ministerio de concreto EL TEMPLO. 

Lógico tienes enseñanzas manipuladoras que hacen a tus seguidores dependientes, enseñan el terror del infierno y no la vida abundante en Cristo. 'Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres' 

Hay que congregarse definitivamente, adorar a Dios es parte de nuestra vida tan vital como el alimento físico. Hemos tenido toda la libertad para hacerlo al menos en este continente por los últimos 200 años, y ya habrá tiempo de hacerlo en público, quienes aman a Dios en esta cuarentena han orado más de lo usual aun los menos comprometidos han orado más. Todos hemos reflexionado, buen no todos los corruptos no, ni los saqueadores del templo. 

Comunidad inmigrante.

Cierro esta observación de la eventual pandemia que aún no termina, pero no quiero olvidar a los invisibles de los pueblos. Nuestros inmigrantes; presentes en todos los países del mundo, a ellos típica mente no llegan los auxilios financieros, los vales y bolsas de comida. Volvamos la mirada a todos sin excepciones el dinero no tiene amigos y menos enemigos, el hambre no llega a por condiciones sociales, ni la salud es privilegio de los sabios, o la muerte justiciera de los malos. No he visto a los derechos humanos encargándose de los emigrantes  ni refugiados,  ¿Dónde está amnistía internacional,  a quien le sirven en verdad? 

Hoy por hoy la persona afortunada es la que goza de salud, tragedia es exponerla en virtud de saciar el hambre. Ay del pobre que no puede evitar salir, hay del rico que su dinero no le garantiza la vida, ay del corrupto que en emergencia roba. 

Pero hay esperanza de salir avantes de este episodio, en Dios confiamos y cuando llegue el tiempo nos recuperaremos de las perdidas entre tanto solo sean materiales amemos la vida que para ello no hay repuesto. 

 

                                     'La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes' (Apocalipsis 22:21)